miércoles, 30 de mayo de 2012

Exposición "100 Años de Arquitectura y Diseño en Alemania" en el Museo de Artes Decorativas


Artículo de Ángeles García publicado en EL PAIS el 28 de mayo de 2012
No hay una traducción literal para la Deutscher Werkbund. Lo más aproximado sería algo así como Liga Alemana de Talleres, pero su significado cierto es que Werkbund equivale a una forma de entender el diseño, la arquitectura y, en suma, la vida durante el pasado siglo en Alemania. Las formas geométricas, la impersonalidad y la supresión radical de adornos transformaron los ámbitos laborales y familiares.
Las casas, las vajillas, las cristalerías o el mobiliario renacieron desnudos bajo el recién creado sello del diseño industrial. Son diseños que no solo arrasaron en la Alemania del siglo pasado, sino que fueron asumidos en toda Europa y su vigencia sigue estando tan viva como siempre como lo demuestra el mobiliario de la firma sueca Ikea. En el Museo de Artes Decorativas se puede ver hasta el 29 de septiembre la exposición 100 Años de Arquitectura y Diseño en Alemania,que incluye una amplia selección de objetos, carteles, maquetas y fotografías.
Dividida en siete secciones, la exposición arranca detallando la historia del movimiento y de sus protagonistas. En 1907, en pleno auge industrial, 12 artistas y arquitectos junto a otras tantas empresas de Múnich se asocian para formar La Liga alemana de Talleres, la Werkbund. Su objetivo fundacional —“refinar el trabajo comercial en colaboración con el arte, la industria y la artesanía, a través de la educación, la propaganda y la adopción de un enfoque unificado para todas las cuestiones pertinentes”— se acabaría convirtiendo en la vanguardia europea de la arquitectura y el diseño.


lunes, 28 de mayo de 2012

Adiós a la decana de las revistas de Arquitectura


Artículo publicado por Luis Alemany en EL MUNDO el 25 de mayo de 2012.


Cualquiera que no sea arquitecto pero que haya ojeado un 'Croquis' un 'AV', un 'Arquitectura' o un 'Quaderns', recordará la sensación física: la calidad del papel, su tamaño y su peso, la maquetación impecable, la precisión de las imagenes impresas, los larguísimos textos... Lujos de otras épocas.
Tan de otra época que, ahora, 'Arquitectura COAM Fundamentos', la decana de las revistas de arquitectura española, editada por el Colegio de Arquitectos de Madrid, abandona las librerías y las bibliotecas para refugisarse en la red. No hace mucha falta explicar las razones. Pero sí merece la pena contar que la despedida coincide con el reconocimiento que la recientísima Bienal Iveroamericana de Arquitectura y Urbanismo acaba de conceder al proyecto. Una paradoja, un bonito fin de fiesta, un desagravio...
Para Arturo Franco, el ya ex director de 'Arquitectura COAM Fundamentos' (antes, 'Arquitectura') es un homenaje al trabajo hecho. "La revista del Colegio de Arquitectos de Madrid se encuentra próxima a cumplir 100 años de historia. No voy a repasar exhaustivamente toda su trayectoria. Sólo voy a recordar, como apunte, que, desde el principio, hemos publicado lo que cada uno de los directores hemos sido capaces de ver de entre todo lo que había. Quiero hablar de una cierta y necesaria subjetividad recurrente a lo largo de toda su existencia, subjetividad que aquí tampoco se esconde sino todo lo contrario".
"Cuando nosotros nos hicimos cargo de esta etapa, en julio de 2008", continúa Franco, "el panorama de las publicaciones de arquitectura, en su gran mayoría, se hacía eco de lo más superficial de nuestra disciplina: formas, colores, eslóganes, etc. Nosotros preferimos dar un paso lateral y mirar la realidad desde otro punto de vista, alejarnos del ruido.
¿Y en qué ha consistido el proyecto ahora premiado de la última etapa en papel de la revista? ¿Con qué tecla dieron Franco y su equipo? "Para esta pregunta prefiero que responda uno de nuestros asesores internacionales, el arquitecto portugués Paulo David, que recientemente ha escrito: 'Arquitectura COAM Fundamentos no tiende, a diferencia de la mayoría de revistas del sector, a promover una mirada de la arquitectura como si se tratara de un escaparate. Yendo más lejos, destaca puntos inesperados y, posiblemente, menos mediáticos pero, a un tiempo, muy serios. Es una publicación fuerte en su contenido, que expresa localidades y potencia más estos puntos que la internacionalización o el espectáculo, alejándose de la pirotecnia que poco a poco se ha ido instaurando. La revista no se limita a mostrar obras, tiene un carácter más crítico y documental tanto en el caso de los proyectos como de las investigaciones que aborda, siempre dentro del campo de la arquitectura".
Sobre revistas
Hace algunos años, el recientemente fallecido Luis Moreno Mansilla dijo a EL MUNDO que dos de las fortalezas que han dado prestigio a los arquitectos españoles en todo el mundo son "las buenas escuelas y las buenas revistas". ¿Es así? "Efectivamente, hay tres o cuatro revistas privadas de extraordinaria calidad. Hace años las revistas nos informaban de lo que sucedía en el mundo. Estas revistas ahora nos ayudan a los arquitectos a proyectar nuestro trabajo fuera de nuestras fronteras".
"Tal vez el destino de las revistas de arquitectura", explica Franco, "ya no sea su tradicional misión informativa, para eso existen otros medios más ágiles, inmediatos, digitales. El papel de las revistas y el papel en las revistas podría descansar sobre aspectos específicos, profundizando y tomando partido, definiendo sin complejos sus líneas editoriales, comprometiéndose. Convirtiéndose en lugares de referencia donde la urgencia y la actualidad no sean tan importantes".

Renovada la Sede de Telefónica en GranVía.


"Un edificio al desnudo"
Artículo publicado por Maria José Díaz de Tuesta en EL PAIS el 25 de mayo de 2012
El recién estrenado Espacio Fundación Telefónica, en pleno centro de Madrid (integrado en lo que fue el primer rascacielos en España y que aportó a la ciudad aires neoyorquinos) es un buen ejemplo de un espacio que había perdido hacía tiempo sus usos tradicionales y se ha recuperado para actividades culturales. La imagen de decenas de centralitas telefónicas y kilómetros de cableados que ocupaban esos espacios han pasado a la historia. De alguna forma, los responsables del cambio, Quanto Arquitectos y Moneo Brock, lo han devuelto a sus orígenes.
 Las obras empezaron en junio de 2011 y terminaron el pasado mayo. Ese cambio de actividad implica, para empezar, que en el espacio de 6.370 metros cuadrados repartidos en cuatro plantas, donde trabajaban 100 personas, ahora puede acoger a 1.000. La arquitecta Belén Moneo durante un recorrido por el edificio, cuenta que el problema fundamental con el que se encontraron fue que la entrada, en la calle Fuencarral, y la cuarta planta que se ha destinado a sala de exposiciones (que acoge la magnífica colección cubista de Telefónica) estaban totalmente desconectadas. “Colocamos el ascensor de cristal que también sirve de montacargas para trasladar obras de gran envergadura, como algunas esculturas de Chillida que forman parte de la colección de Telefónica y que pesan hasta 500 kilos”, explica.
Y en un gesto audaz, la escalera de evacuación ha dado lugar a una escalera helicoidal de acero cortén, como una gran escultura flotante, que une las cuatro plantas y sirve de soporte de sujeción de la fachada. “La forma completamente orgánica es una intuición”, precisa. “Es un dibujo que surge representando el movimiento helicoidal al atravesar las plantas, y a la vez introducimos un elemento nuevo y contemporáneo en un edificio de 1930”.
La idea de volver al origen está, sobre todo, en la sala de expositiva de la cuarta planta. Los arquitectos decidieron quitarle las capas acumuladas a lo largo de sus 82 años de historia para que emergiera su auténtica piel. “La idea era la de un loft neoyorquino, como lo que se ha hecho en el Soho o en Tribeca”, dice Moneo, buena conocedora de Nueva York donde ha vivido durante varios años. “Habíamos visto lo que se ha hecho en el Dia Art Foundation y pensamos que lo mejor era desnudar el espacio y este edificio respondía a esa estructura. Los planos fueron diseñados por el arquitecto Louis S. Weeks conforme a la ordenanza de Nueva York, que luego desarrolló Cárdenas”. Los pilares, que estaban forrados, están expuestos y pintados de plata (“como el puente de Williamsburg”); el suelo es de hormigón pulido y el techo, en lugar de esconder las instalaciones con falsos techos de pladur, han sido sustituidos por una diáfana malla metálica de aluminio.
En la tercera planta hay otra sala expositiva con un recorrido por las obras premiadas en el concurso Arte y Vida convocado anualmente por la Fundación Teléfonica. Y, finalmente, la segunda planta ha sido aprovechada para un auditorio y un espacio con una exposición permanente, la Historia de las Telecomunicaciones con todo tipo de teléfonos, desde el primero, que usó Alfonso XIII hasta el Smartphone. Un siglo concentrado en un edificio que ha hecho historia y se ha puesto al día.

lunes, 21 de mayo de 2012

El monasterio se cura en salud

Artículo publicado por Patricia Gosálvez en EL PAIS el 19 de mayo de 2012


ver noticia en el pais.com



Las celdas de los monjes cartujos tenían tres pisos y un jardín privado con un estanque de peces de colores. “Eran auténticos adosados”, dice la arquitecta Consuelo Castillo, paseando entre las ruinas en las que todavía se ve el pequeño hueco del torno por el que les entregaban la comida y la enorme chimenea sobre la que se situaba la cama. “La arquitectura responde a la vida eremítica de los cartujos que pasaban la mayoría del tiempo en soledad”, dice Castillo.
En este monasterio perdido en la profundidad del valle de Lozoya llegaron a vivir 200 personas entre monjes y legos, que eran quienes trabajaban (hay pasillos diseñados para que unos y otros no se cruzasen). El monasterio llegaba mucho más allá de sus cercas; los monjes tenían 20.000 ovejas merinas, cinco molinos, una piscifactoría, un aserradero y la fábrica de la que salió el papel para imprimir el primer Quijote. “Todo un tinglado que le valió el sobrenombre de Ministerio de Hacienda de los Cartujos”, cuenta el arquitecto Ramón de la Mata, miembro de la asociación Amigos del Paular y director del proyecto de “conservación preventiva” del cenobio.
“Igual que los chinos van al médico para que los mantenga sanos, la conservación preventiva cura en salud a los edificios”, explica. Según el Plan Nacional de Conservación Preventiva, aprobado en marzo de 2011, este método de trabajo sirve para “identificar, evaluar, detectar y controlar los riesgos de deterioro de cualquier bien cultural, evitando con ello su deterioro o pérdida y la necesidad de acometer drásticos y costosos tratamientos”.
“La idea es que una pequeña inversión evita males mayores”, explica Consuelo Castillo, que colabora en el proyecto becada por la Fundación Botín, que financia a instituciones, como Amigos del Paular, pagando el sueldo de profesionales que ayudan en sus proyectos. "Un edificio es mucho más que un edificio", dice la arquitecta, "en la conservación preventiva es tan importante vigilar las humedades como estudiar el uso que se le da al inmueble". "El problema con muchos monumentos ya no es que se caigan, sino qué hacer con ellos una vez restaurados", añade De la Mata.
Hoy el Paular funciona como una abadía benedictina cuyos ocho monjes conviven con un hotel Sheraton. Los monjes hacen visitas guiadas todos los días (salvo los jueves, por 5 euros,             91 869 14 25      ) en las que resumen más de 650 años de historia y arte. Desde la fundación en 1390 hasta la desamortización en 1835: fue un error, el Estado lo volvió a comprar 20 años después, en peor estado y más caro. Abandonado durante años y cedido a los benedictinos en 1954, el monasterio tiene un alucinante retablo gótico de alabastro y un alucinado sagrario barroco trufado de estucos y dorados, columnas salomónicas y angelotes. Tras años de restauración, las cubiertas están arregladas, los retablos limpios, las humedades resueltas. En su claustro se han recuperado los cuadros que Vicenzo Carduccio que tenía el Prado, y a su iglesia ha vuelto la sillería que se conservaba en San Francisco el Grande. Y, sin embargo, quienes se acerquen hasta el monasterio empezarán la visita por donde no es: el hotel se ha quedado con la entrada buena y los visitantes acceden por una puerta trasera. "Así no se entiende el edificio, y para conservarlo, lo primero es entenderlo", dicen los arquitectos.
De eso trata también la conservación preventiva. La idea es que lo urgente (arreglar una gotera) no eclipse a lo importante (que se entre por donde se tiene que entrar). "Los riesgos físicos, como las medidas antiincendio, son fáciles de detectar y solucionarlos es una cuestión de dinero", dice De la Mata; "otros son más peliagudos… ¿Qué hacer si se van los monjes?, ¿cómo afectaría una urbanización cercana?". El prior Miguel escucha al arquitecto mientras mira preocupado un nido de cigüeña. Entre las cacas y los palos que caen del campanario le tienen el patio hecho unos zorros.

miércoles, 16 de mayo de 2012

Ciclo "Arquitectos sin Arquitectura" UEM

Ramiro Losada junto a Álvaro Guinea e Irma Coello tienen el placer de invitarles el próximo miércoles 16 de mayo a las 20h. en Studio Banana (c/plátano, 14, Madrid) a la conversación con Nacho Chueca, arquitecto de formación y director de cine de profesión, dentro del ciclo de conferencias "Arquitectos sin Arquitectura" organizado por la UEM. 





ARQUITECTURA DEL S. XXI

Comisarios: Ramiro Losada, Álvaro Guinea e Irma Coello
ARQUITECTOS SIN ARQUITECTURA >>> La situación económica y social actal nos obliga a plantearnos un cambio estructural del modelo profesional de la Arquitectura. En una sociedad tardo-capitalista (algunos ya llaman post-capitalista) occidental como la nuestra, el rol del arquitecto se ha vuelto mucho más complejo. Tenemos que atender a retos que van más allá de lo constructivo, involucrándonos en aspectos meta-proyectuales de gran calado e incluso alejarnos de la disciplina. Se plantea ahora un nuevo panorama para el arquitecto: la posibilidad del descubrimiento de otras profesiones y/o la creación de organismos, de sistemas vivos y evolutivos multidisciplinares. Este principio afecta no solo a la cultura proyectual en sí sino también a la misma organización profesional de los arquitectos. Se destila no solo una evolución en las responsabilidades del arquitecto, sino también una visión más holística de las herramientas proyectuales. Dada la creciente complejidad de los retos arquitectónicos, excediendo con frecuencia el ámbito constructivo, se hace cada vez más necesaria la colaboración con otras disciplinas o incluso invadirlas. Tenemos la oportunidad de trabajar en otras disciplinar; solo hace falta descubirlas.

16 mayo >>> DIRECCIÓN DE CINE: Nacho Chueca, arquitecto de formación; director de cine de profesión
"Diferencias y contraste pero ante todo similitudes, analogías y paralelismos entre el Cine y la Arquitectura y los Directores de cine y los Arquitectos".
Lugar: Studio Banana (c/plátano, 14, Madrid) 20.00h



miércoles, 9 de mayo de 2012

MAET EN TOLEDO

Estimados amigos,  os adjunto info de la Escuela de Arquitectura de Toledo, sobre la Muestra de arquitectura española en Toledo, MAET, sumamente recomendable. El año pasado, el primero fue un éxito y este año promete seguir por el camino iniciado.


La muestra se desarrollará en dos días, comenzando la tarde del jueves 10 de mayo y la mañana del viernes 11.

Ponentes:
Carmen Martínez Arroyo y Rodrigo Pemjean, Jesús Irrisarri y Guadalupe Piñera, Gonzalo Moure, Luis Martínez Santa María, Carlos Quintans y Juan Domingo Santos, que intervendrán en dos sesiones, el jueves por la tarde y viernes por la mañana.

Como actos vinculados a la muestra, el jueves se celebrará un concierto de música contemporánea en el patio del Palacio del Cardenal Lorenzana.

A continuación se inaugurará una exposición del trabajo de los alumnos de las escuelas de arquitectura de Sevilla, Toledo y la HochschuleBochum en el museo Victorio Macho, sede de la Real Fundación de Toledo.

El viernes tras las jornadas está prevista una visita guiada por sus autores a la sede de la demarcación de Toledo del COACM.

MAET se celebrará este año en colaboración con la fundación Lafarge a través de la Cátedra Miguel Fisac, fruto de un convenio firmado entre la Universidad de Castilla la Mancha y la Fundación Lafarge España.

Durante la apertura de la muestra se realizará la presentación oficial de la Cátedra.


Piranesi en Madrid

Os adjunto magnífico artículo de Vargas LLosa publicado en EL PAIS el 6 de mayo de 2012 sobre la exposición de Piranesi en Caixa Forum
Soñó toda su vida con ser arquitecto, actividad a la que consideró “una profesión divina”, y orgullosamente firmó todos sus libros como “Giambattista Piranesi, arquitecto veneciano”, pero la única obra que llegó a diseñar y ejecutar fue la restauración de la iglesita de Santa María del Priorato, en el Aventino, que le serviría también de tumba.
Su maestro en la técnica del aguafuerte, en Roma, Giuseppe Vasi, debió decepcionarlo mucho cuando le dijo que no tenía aptitudes para ser un buen artesano grabador porque era “demasiado artista” y debía dedicarse más bien a la pintura. Pero tenía razón, porque un grabador en aquellos tiempos, mediados del siglo XVIII, era sobre todo un diestro técnico fabricante de imágenes en serie a las que se consideraba, por lo general, en la periferia de lo artístico. Felizmente, Piranesi, que, además de malhumorado, inconforme y polémico, era terco, persistió, e hizo bien, porque convirtió el aguafuerte en un arte tan creativo y osado como la pintura y la escultura. Él, gracias a sus aguafuertes y diseños, llegó a ser uno de los más grandes artistas de su tiempo y uno de los que crecería más y ejercería una influencia mayor después de muerto.
La muestra que se exhibe de él ahora en Madrid, en CaixaForum, “Las artes de Piranesi, arquitecto, grabador, anticuario, vedutista y diseñador”, es extraordinaria. Tiene, entre otros, el mérito de mostrar buen número de los objetos que Piranesi concibió y diseñó pero nunca llegó a ver materializados, pues eran demasiado excéntricos e insólitos para el gusto de sus contemporáneos. Los ha producido, con escrupulosa fidelidad y utilizando la tecnología más avanzada, el laboratorio madrileño Factum Arte que dirige Adam Lowe. Esos candelabros, trípodes, sillas, chimeneas, adornos, apliques, jarrones en los que Piranesi dio rienda suelta a su desbocada fantasía y su amor por las civilizaciones del pasado —Roma, Egipto, los etruscos— fascinan casi tanto como las invenciones carcelarias que lo han hecho famoso o las Vistas de esa Roma de los siglos grandiosos que él creyó documentar en sus grabados cuando en realidad la rehacía e inventaba.
Esos objetos constituyen una representación fantástica. No hay en ellos asomo de realismo, pese a estar constituidos de fragmentos, símbolos y otros ingredientes del pasado histórico y arqueológico. Pero estos materiales han sido combinados y reconstruidos con tanta libertad y siguiendo unos patrones de gusto y belleza tan personales que se han emancipado de sus fuentes y alcanzado plena soberanía. Lo que en ellos destaca es la imaginación desalada y la maestría formal de su inventor, que era capaz de abandonarse a los delirios más rebuscados sin perder jamás el gobierno de aquel simulacro de desorden al que daba coherencia un orden secreto. Cada uno de estos objetos es un verdadero laberinto hecho de simetría, intuición y desacato a los cánones establecidos en que se vuelca una vida profunda, aquella que, como escribió Goya, produce “el sueño de la razón”. Como los poemas “oscuros” de Góngora o los monólogos interiores de Joyce, los artefactos domésticos que fantaseó Piranesi son testimonio de esa dimensión de la vida que llamamos el inconsciente. Estos delirantes muebles o adornos que ahora podemos ver (y hasta tocar), Piranesi sólo pudo soñarlos.
Le apasionaban las piedras antiguas, las ruinas, los caminos imperiales medio desaparecidos por la incuria de la gente y la fuerza destructora de la naturaleza, los monumentos víctimas de la usura del tiempo, y seguía con hipnótica perseverancia las excavaciones arqueológicas que iba revelando a pocos aquella antigüedad de la que vivió siempre prendado. Sobre todo, los hallazgos en torno a la civilización etrusca lo deslumbraron y toda su vida sostuvo, aun en contra de la evidencia histórica, que aquella, y no la griega, habría sido la fuente cultural de la civilización romana. Muy sinceramente creyó que el casi millar de grabados que produjo tenían como fin salvar de la desaparición y el olvido de las nuevas generaciones, esos edificios, templos, puentes, arcos, pórticos, sepulcros, murallas, caminos, pozos, tuberías, que atestiguaban sobre la grandeza histórica y artística de los antiguos romanos. Pero, era más fuerte que su voluntad: cuando se ponía a diseñar en el papel o a pasar el buril sobre la plancha de cobre, su imaginación estallaba y hacía tabla rasa de la objetividad de sus propósitos. Al final, lo que resultaba era un mundo tan suyo como si lo hubiera inventado de pies a cabeza, sin necesidad de esos modelos a los que pretendía ser fiel, pero a los que su genio y sus pulsiones secretas transformaban, imprimiéndoles un sesgo absolutamente propio.
Era un realista visionario, a la manera de Goya, como lo señala Marguerite Yourcenar en el luminoso ensayo que le dedicó (El cerebro negro de Piranesi). (Dicho sea de paso, pocos artistas han inspirado a tantos escritores a escribir sobre ellos y su obra como Piranesi, desde Thomas de Quincey hasta Aldous Huxley, pasando por Coleridge, Victor Hugo y André Breton). Yourcenar se refiere específicamente al sutil parentesco que existe entre las Carceri del veneciano y los frescos de la Quinta del Sordo del aragonés, pero sin duda las similitudes son más vastas. En sus obras, ambos fueron no sólo testigos, también creadores e inventores de su tiempo pues impregnaron a la sociedad que describieron de una sensibilidad que era la suya personal. En ambos, había una mirada que sutilmente discriminaba, elegía, magnificaba y abolía lo real rehaciendo subjetivamente aquello que aspiraba sólo a representar.
Pero, en tanto que a Goya le fascinaban los tipos humanos, cómo lucían y qué hacían los hombres y mujeres de su entorno, Piranesi no tenía mucha simpatía por sus semejantes. Secretamente, los despreciaba, al menos como materia artística. Él privilegiaba las piedras y las cosas, a las que infundía un poderoso élan vital, en tanto que a los hombres en sus grabados los empequeñecía y condenaba a la condición de simples bultos o sombras anónimas.
Una de las originalidades de esta muestra, es cotejar, en la última sala, ciertos edificios de la Roma antigua que Piranesi fijó en sus grabados con las fotografías de esos mismos lugares tomadas en nuestros días por Gabriele Basilio, un distinguido fotógrafo de temas arquitectónicos. Son los mismos modelos y sin embargo se diría que una esencia, un alma, un aura los separa, que está presente en los grabados y ausente en las fotos, ese elemento añadido con que el gran artista dieciochesco reconstruyó y adaptó a su propio mundo interior aquella Roma que creía solamente rescatar.
Una leyenda pertinaz, que subsiste pese a todos los desmentidos de biógrafos e historiadores, es que Piranesi realizó sus famosas “cárceles inventadas” —apenas 16 placas que atravesarían los siglos con efectos seminales sobre el arte y la literatura modernos— bajo el efecto de las fiebres de la epidemia de cólera que en esa época asoló Roma. En verdad, no necesitaba de enfermedades ni calenturas para desvariar: la alucinación fue su manera cotidiana de mirar y, por supuesto, de crear.
Lo hizo de manera más discreta y solapada cuando grabó sus Vedute(vistas) de la antigüedad. En sus cuatro Caprichos y en sus Carceri, en cambio, operó de manera desembozada, como en un trance enloquecido, y, por eso, sus contemporáneos no supieron reconocer la fuerza convulsiva de esas imágenes pesadillescas, teatrales y angustiosas. Casi nadie se interesó en ellas. Sólo la posteridad reconocería su hechicera originalidad. Enormes recintos poblados de puentes, escaleras, columnas que remiten a otros puentes, escaleras y columnas, monstruosos aparatos, grúas, arietes, potros de tortura, cadenas, asfixiantes y aterradores por su profundidad y su soledad, en la que lo humano se ha reducido hasta la insignificancia y alejado, sobreviviendo apenas en los rincones sombríos, como les ocurre a las alimañas más nocivas. Esas prisiones tienen un contenido simbólico que alude a las peores calamidades, empezando por la pérdida de la libertad. En ellas están sugeridas todas las formas de la represión y la crueldad inventadas para convertir la vida en un infierno y entronizar el reinado de la maldad sobre la tierra. Es imposible no sentir un estremecimiento de horror al contemplarlas. Por eso, se ha dicho de ellos con justicia que parecen los escenarios ideales para las historias del Marqués de Sade.
Jacques Guillaume Legrand asegura que oyó decir a Piranesi alguna vez: “Necesito ideas y creo que si me encargasen el proyecto de un nuevo universo, un loco arrojo me empujaría a acometerlo”. Los biógrafos discuten si pronunció esa frase atronadora e insolente o se la atribuyeron. La verdad, no importa nada que la dijera o no, pues eso que dicen que dijo es exactamente lo que hizo a lo largo de toda la obra imperecedera que nos dejó.


jueves, 3 de mayo de 2012